miércoles, 25 de marzo de 2009

Los mass media y el capitalismo transnacional se alían en la persecución contra la población inmigrante


Los medios de comunicación oficiales vuelven a difundir las imágenes del terrorífico inmigrante ilegal, bajo la forma del delincuente universal, para justificar la acción policial autoritaria global.


“Mara, nombre con que se conoce a las pandillas juveniles en Centroamérica. Originadas por el retorno a centroamérica de enormes cantidades de emigrantes deportados por delincuencia desde México y Estados Unidos, transfieren las condiciones para recrear en el plano nacional, aquellas condiciones de marginalidad, violencia, delincuencia y supervivencia, aprendidas y desarrolladas por los deportados en los distintos lugares en los cuales lograron su estadía. A ello se agregan los jóvenes de sectores sociales marginados, conformando una amenaza social por la eventual violencia con la que actúan tanto hacia afuera como hacia adentro de estos grupos.”

“De manera adicional el fenómeno se agrava a partir de la introducción de drogas de amplio consumo como el crack, marihuana, pegamento para zapateros o inhalantes, heroína y otras, las que son comercializadas y consumidas en el país por estos grupos de pandilleros”

“Su principal fuente de ingreso, además de las remesas de Estados Unidos, son las extorsiones a la población que tiene un nivel de vida aceptable. Dichas extorsiones son de carácter obligatoria y no hay negociaciones razonables, ya que las consecuencias son atroces”

ESTA es la información que puede encontrarse en Wikipedia acerca de los maras. De hecho, esta información puede ampliarse bastante adentrándose en la red. Hoy, 5 de Marzo de 2009 (para que quede constancia) Antena 3, en el telediario, de pronto, daba la noticia de la gran red de delincuencia universal que extiende por el mundo sus tentánculos. Las imágenes que hemos visto todos en la televisión no son producto de este informativo concreto, sino que están, como casi todo lo que movilizan los medios oficiales, bajadas de Internet, el desván de artículos y excedentes de la información oficial que es, por parte de los mass media, a la vez que continuamente desacreditado como fuente de verdad a partir de la que construir un relato social, el bazar clandestino, y gratuito, de donde últimamente extrae sus fuerzas.

Todo comienza a suceder de una forma extraña. Todo tiene un origen en la palabra que sitúa los conceptos en la realidad, y los hace circular raudos, calando profundamente en las conciencias, taladrándolas con sus imágenes del horror. La palabra mara tiene ya tanto tiempo como estas bandas organizadas, cuya naturaleza y existencia nadie pone en cuestión, aunque desde luego merecería la pena situar su auge en relación con el de un capitalismo transnacional, excluyente, que genera importantes núcleos de miseria y marginalidad en las mismas metrópolis, que luego ha de ser controlada mediante la deportación. No es este el tema que centra el artículo. La cuestión es que, siendo una realidad que ya venía filtrada por Internet y otros medios de comunicación no oficiales, tal realidad no tenía una existencia oficial y, por tanto, no estaba ligada a una preocupación política ni judicial por parte de las autoridades. Para el ciudadano acostumbrado a informarse sólo mediante los mass media para luego no contrastar dicha información, estos maras no existían. El telediario, hoy, ha decidido, no solamente que es una realidad vandálica y superpeligrosa que ha de ser tenida en toda consideración, sino que sus dimensiones y redes internacionales dan LA VOZ DE ALARMA. La noticia se acaba de construir además con carácter retroactivo. Aunque hoy el Telediario de Antena 3 daba esta noticia por primera vez, la forma en que es dada la despliega en un tiempo pasado, sobre una superficie pretérita donde, precisamente ahí, ha tenido las consecuencias justas que hoy sitúan el acontecimiento mara como un problema que está ya llamando a las puertas del honrado ciudadano.

Lógicamente, este discurso del terror es acompañado de las imágenes del terror. El mara aparece descontextualizado, aislado de su proceso de formación histórica. Sólo varios minutos ocupan este espacio de alarmismo total. Otra vez, las imágenes y el discurso del terror son elementos fríamente calculados que ponen a todos los ciudadanos en peligro. El incivilizado latinoamericano, ese hombre tatuado que mata, viola, trafica con drogas y extorsiona a las personas de bien, podría estar ya, no digo llamando a las puertas de su país, ciudad o barrio, sino forzando la puerta de su casa. Este es el problema central. Caminamos, tal y como explicita esta noticia, por el filo del abismo. La vida una y otra vez ha de ser puesta en manos de esa autoridad competente, policial, experta, pedagógica, para que la salve. Sí, ese serial de expertos que provienen de instituciones sin mácula -como la policial, la jurídica, la clínica o la política- a cuyas manos hemos de entregarnos para que nos libren del mal y nos suministren sus bienes salvíficos en forma de estricto control y vigilancia.

Este es el punto. Una banda de delincuentes que de pronto, hoy, 5 de Marzo de 2009 -y no ayer ni anteayer... ¿por qué?- nos amenaza y, en esta misma construcción de la amenaza por nuestros poderes sociales, recrea, como un espejo, la imagen impoluta de las instituciones que deben, ahora sí, aplicarse a nuestra salvación, adoptando todas las medidas posibles, incluso las... ¿anti-humanitarias? ¿Serán los maras, y otras redes internacionales que se filtran en la decencia europea a través de la inmigración, la justificación de la excepción de la regla que debe seguir el proyecto Europeo, y que corrobora precisamente en su justificación de la excepción, esto es, el progreso humano por encima del capital o el técnico? Porque procesos inhumanos justificados en el peligro que corren estos valores no harían sino corroborarlos.

Verdad, amarillismo o... ¿algo más? A nadie se le escapa que los medios exageran las noticias que ellos mismos producen. Carecen de afán de verdad. Como empresas capitalistas privadas que son, la información deviene mercancía y constituye las ideas de la conciencia general, del ciudadano reducido a gran público. El acontecimiento social es un invento, el objeto de la especulación económica dentro de un contexto de capitalismo especulativo mundial. No, desde luego, esto no se le escapa a nadie. No pongo en cuestión la realidad o veracidad de la existencia de las maras, pero, ya de entrada, podemos poner en cuestión que realmente, hoy, precisamente hoy, los maras sean una realidad tan amenazante. ¿Responde sólo a criterios económicos, a lo rentable, según la lógica interna de todo proceder basado en el crecimiento económico ilimitado, que debe derribar a su paso toda ética profesional que se interponga entre él y la pela?

Me quedo con la versión de amarillismo, pero ¿por qué precisamente con los maras? Quizá aquí debamos ir más lejos en el análisis, y lógicamente deberemos especular, pues para esta clase de elucidaciones no hay versión oficial donde apoyarse, ya que atentan precisamente contra dicha versión oficial. Escribí un artículo para esta misma página que llevaba por nombre “Hasta 10.000 euros de multa por acoger a un sin papeles” Creo que allí fui bastante contundente, así que no hace falta poner otra vez de relieve que la crisis económica financiera está organizando un movimiento anti-inmigrante, no solo en España, sino en toda Europa. Éste vuelve a ser perseguido (ya lo fue antes y durante la Segunda Guerra Mundial, auge del nacionalismo, aunque ya pocos se acuerden de eso, incluso intelectuales de postizo que han olvidado, qué casualidad, esa parte concreta de la historia, y cuyo olvido, oh casualidad repetida, sólo beneficia a las elites políticas, económicas y mediáticas instaladas en el poder).
Pero parece que los poderes en su conjunto no quieren tirar del nacionalismo, algo tan manido. Corrijo: no quieren tirar de una antigua forma de nacionalismo. Prefieren mantener al ciudadano bueno, lleno de santos ideales de igualdad, democracia e interculturalidad, pues a fin de cuentas son los valores teóricos o ideales de las democracias representativas occidentales sobre los que se asientan el poder económico, político y mediático. Pero, por otra parte... ¿cómo justificar la exclusión del otro? ¿Cómo armonizar, otra vez, la exclusión inhumana con los valores que sustentan a los poderosos? ¿Cómo controlar instrumentalmente sólo con el fin de mantener intactas las estructuras de poder, esos flujos de seres humanos que se están dando precisamente por el despotismo de este capitalismo transnacional? El problema se plantea otra vez al nivel del nacionalismo clásico: la necesidad de armonizar los Derechos del hombre y del ciudadano, con el dominio y la represión inhumana. El nacionalismo clásico de principios de siglo XX no fue sino la excepción que confirmaba este derecho, la necesidad de diferenciar entre lo humano y el ciudadano, y lo no humano. No otro motivo que esta disyuntiva esencial tuvo la invención del nacionalismo o su recurso como ideología para el control de las masas por parte de un poder desmedido.

Las imágenes del terror que vemos en estos telediarios, cada día más intensas e intensivas, y que cada día engloban un aspecto mayor de nacionalidades que, oh gran casualidad, están aquí, en España, no en virtud de extranjeros sino de inmigrantes (lo cual los relaciona directamente con un mercado de trabajo de nivel global, correlato del capitalismo transnacional que ha dado de sí la famosa globalizacón), estas imágenes, que ya no van al país enemigo sino al enemigo civil, lo cual sería propio de una sociedad globalizada, sin afuera, donde el enemigo es ya enemigo público por terrorismo o por delincuencia organizada, estas imágenes, digo, podrían estar al servicio de los intereses de esta nueva forma de nacionalismo que, en realidad no es encubierta -pues toda forma de nacionalismo, de exclusión, siempre encubre la auténtica naturaleza del otro-, sino que ha adoptado la forma necesaria según las condiciones que el mismo capitalismo ha generado, las condiciones de un gran proletariado universal que, por carecer de límites reales, geográficos, ha de ser tomado como delincuente externo, que debe tornar a su país de la delincuencia de manos de una policía internacional.

En definitiva, estas imágenes son la excusa perfecta para que el probo ciudadano justifique la intervención de sus poderes en la exclusión y regulación de una mano de obra que, en tiempos de crisis, se ha convertido en excedente de producción. Es lo mismo de lo que advertí en el anterior artículo: la imagen del inmigrante delincuente que define las identidades, las constituye en el enfrentamiento, para poder organizar a la población inmigrante según las exigencias del capital financiero mundial. La contraimagen difundida del inmigrante por los mass media en su alianza con los poderes económicos mundiales siguen forjando la imagen monstruosa, no-humana, de quien será el nuevo estigmatizado social, del nuevo paria, ahora ya no atrapado por dictaduras militares, sino por redes de sistemas policiales a nivel globAL

1 comentario:

  1. Como no sabemos la dirección de correo a la que escribir te comentamos aquí que hemos añadido un enlace a esta página en http://www.yawlaq.net

    Saludos.

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